sábado, 9 de octubre de 2010

No sabían que tenían que esquivar la Agronomía


Vaya sorpresa se llevó el bohemio de la República de Agronomía. Venía de una racha de 5 victorias consecutivas, con el adicional de dos goleadas (al puntero, Estudiantes, por 3 a 0 y a Chicago por 4 a 0.) y se enfrentaba a un rival luchando por no descender de categoría. No se esperaban, no sabían, que el local no iba a dejarlos respirar y les arrebataría los 3 puntos. Pero realmente este equipo de Comunicaciones que dirige Eduardo Pizzo, es totalmente impredecible y terminó dando el batacazo de la fecha. Daría la sensación de que existen dos Comu, uno, el que es capaz de ganar jugando muy bien (como contra Italiano, Almagro.), o en partidos difíciles con mucha actitud (Platense, Armenio, Atlanta). Un equipo que hasta podría haber sumado más en algunos partidos en los que no mereció llevarse nada o un punto. Pero después tenemos el segundo equipo, aquel que deambula por la cancha, ese que perdió 4 veces 3 a 0, el que salió dormido contra Villa San Carlos.
Si uno hace el balance global, de los últimos 6 partidos, el cartero ganó 4, es decir 12 pts. de 18. Una efectividad del 66,67 % y un promedio de 2,000. Increíbles cifras. Pero, los dos partidos que perdió fueron por 3 a 0, y jugando mal. Si vamos a mantener esta racha, pero tenemos que perder 3 a 0, es negocio amigos carteros. Habrá encontrado el rumbo Pizzo? Para que está este equipo si logra regularidad?
Evidentemente es imposible ganar todos los partidos, y no es lo que pedimos cuando hablamos de regularidad. Sí, lo que creemos es que un equipo, que es capaz de jugar bien y ganar, o jugar mal y ganar con actitud, no puede desmoronarse cuando le hacen un gol. Comunicaciones no dio vuelta ni empató ningún partido del campeonato en el que empezó perdiendo. Ninguno. Y es un dato a tener en cuenta, porque hubo algunos partidos en que el cartero podría haber empatado, con chances para hacerlo, no lo hizo y terminó siendo goleado. El camino transitado, todavía no llega a la mitad, y se puede seguir progresando. Esta vez se le ganó a un duro rival y se dieron muestras de que este equipo, cuando quiere puede.
El partido contra el bohemio de Villa Crespo fue malo, chato, aburrido y mal jugado. Seguramente, la prensa extra partidaria que se acercó (en buena cantidad) esperaba otra cosa, por el nivel de juego que venía teniendo Atlanta y por un local que necesitaba sumar para no acercarse a la zona del descenso. Pero a la visita le costó y mucho llegar al arco defendido por Fernando Otarola. Le costó pasar la mitad de la cancha y alcanzarle la pelota a los hermanos Soriano. En el comienzo, parecía que Atlanta iba a imponerse. Sus volantes externos, rápidos y hábiles, generaban complicaciones para Banegas y González. Y cada vez que alguno de los hermanos la tocaba, imponía por lo menos respeto. La sensación era que una vez que se asentara en la cancha, el visitante iba a poder ganarlo. Pero eso nunca sucedió. El visitante se fue desdibujando con el correr de los minutos, y la más clara de todo el primer tiempo (o la única que ameritó un esfuerzo considerable por parte de alguno de los arqueros) fue para el local. Centro de Civit por la derecha y cabezazo de Avalos, que podría haber entrado tranquilo, si no fuera por el esfuerzo del guardameta bohemio, Llinás.
Así concluía la primer etapa. Con un rendimiento pobre de los dos equipos que asi no se habían molestado. Y el segundo tiempo no fue tan diferente. A los dos les costó llegar al arco, quizás tuvo una cuota de emotividad, por el gol, por la búsqueda desesperada del empate de Atlanta que derivó en contras del cartero. Pero los dos no supieron entrar, no supieron generar riesgo y en definitiva el aburrimiento persistió. Claro, para el hincha de Comu no. El gol llegó después de que los de Agronomía lograran inclinar levemente la cancha. Dos desbordes, uno de Chiquilito y otro de Avalos, no encontraron destinatario en las áreas para que sean consideradas llegadas claras. Pero sin embargo Atlanta no tenía ideas, y esto era lo más cercano a riesgo en las áreas. Y luego de un córner pasado, la pelota le quedó a Chiquilito para la zurda, pero el delantero de Comu demostró no tener inconvenientes para definir con ambias piernas y de volea la mandó al segundo palo, inalcanzable para Llinás.
Desde ahí, el carteró retrocedió, pero Atlanta no tuvo las herramientas, o por lo menos no supo utilizarlas, y casi no inquietó a Fernando Otarola, de una tarde correcta. Con centros a la olla que se encargaron de rechazar los defensores de Comunicaciones, el bohemio dejó con el corazón en la garganta al hincha cartero en los últimos minutos. El pitido final fue un desahogo para los hinchas, que realizaron una fiesta en la tribuna y festejaron un nuevo triunfo del cartero en el campeonato.

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